miércoles, 22 de febrero de 2017

Pelis como churros: « The Lost City of Z », de James Gray, 2017.

Vi el último film de James Gray « The Lost City of Z ».
Y lo primero que me viene a la mente es lo que hablaba el otro día con algunas amigas respecto a las películas realizadas y protagonizadas por mujeres: incluso las que no nos entusiasman, tienen el interés de que exploran mundos casi inéditos: los de las mujeres. Y, por ahí, siempre hay una novedad (además de la conexión personal con nosotras, espectadoras, que podemos vernos reflejadas en pantalla).

No es el caso de ésta, « The Lost City of Z ». Y por eso directamente me aburrió y me desesperó. No penséis que soy tan primaria que rehuyo cualquier película protagonizada por hombres (si así fuera no tendría casi ocasión de ir al cine), no. Lo planteo desde otro ángulo, a saber: también quiero ver películas realizadas y protagonizadas por mujeres. Quiero ver al menos tantas como realizadas y protagonizadas por hombres, si no más, porque llevamos atraso.

miércoles, 15 de febrero de 2017

« Lumière! l'aventure commence ». Thierry Frémaux, 2016.


Esta película resultará un embeleso para todas las personas que amen el cine (y creo que para las demás, también).
Cartel italiano de la película

Como es bien sabido, en 1895, los hermanos Lumière inventaron el Cinematógrafo.
Concretamente, el 19 de marzo de 1895 se rodó la primera película: "La salida de la fábrica Lumière". A esta le siguieron muchas más.
Después de una serie de proyecciones privadas o semi, se organizó la primera proyección pública y de pago (un franco), ante treinta y tres espectadores. Fue el 28 diciembre de 1895 en el Salón indio del Grand Café, boulevard des Capucines de Paris. 
A los pocos días, todas las espectativas quedaron desbordadas y las colas eran impresionantes. En París no se hablaba de otra cosa.
Ese éxito fulgurante (aunque según creían los Lumière, pasajero) les animó a formar una serie de operadores y enviarlos a los cuatro rincones del mundo para que grabaran la vida.
Porque de eso se trataba, de mostrar lo que hasta entonces solo había sido accesible para unos cuántos franceses privilegiados: ver Londres, Madrid, Italia, Moscú o China. Ver cómo eran, no solo los lugares, sino las gentes que los habitaban: cómo se movían o vestían, cómo sus idas y venidas, sus medios de transporte, el ambiente… Prodigioso.

miércoles, 1 de febrero de 2017

La La Land. Cine adolescente y light

No tengo nada interesante que decir sobre La La Land (Damien Chazelle) porque no me interesó.
Pero, ojo, no me parece descabellado que haya gente a quien le guste este film. De otros me horripila pensar que tengan fans. No es el caso de La La Land. Entiendo que pueda entretener, incluso emocionar.
Ni me entretuvo, ni me interesó, ni me emocionó.
Creo que me pilla muy mayor y con muchas películas a mis espaldas.

Me sonaba a “déjà vu”. Y no porque yo sea vidente sino porque todo el proceso está  muy “cantado” (aquí, propiamente cantado, además). O sea (y lo que sigue no son spoliers porque cualquiera sabe lo que va a pasar antes de que pase): 1. pareja que la primera o primeras veces que se cruzan se rechazan, se caen mal, se desencuentran. 2. Proceso de “bajada del burro”, es decir, proceso de aceptación del atractivo mutuo; durante ese proceso ambos deben vencer las barreas levantadas por los encontronazos anteriores. 3. Éxtasis amoroso ilustrado con paseos por distintos escenarios, sonrisas, carrerillas cogidos de la mano, sentadas en bancos estratégicamente situados, algún baile y alguna cancioncilla (no olvidemos que estamos en un musical) y alguna charla (de no más de tres minutos, claro. De hecho creo que la única que dura algo más y que tiene más calado es la de la disputa).
Bueno, me diréis, es que resulta muy difícil contar algo nuevo sobre el amor. Ya, sí. Y por eso el interés, la novedad ha residir en una clave no anecdótica sino de otro orden: en darle a esa historia -tantas veces contada- una profundidad, o un atractivo, o una belleza, o una transcendencia, o una potencia, o humor, o una carga erótica o pasional… en fin, un giro o un lo que sea.
Y no me parece que estemos ante ese caso.
La película tiene (o intenta tener) algo de todo lo anterior (humor, atractivo, belleza, giro…) lo tiene, pero en dosis tan minúsculas…. Al menos ese efecto me produce a mí.
Así, por ejemplo, fijémonos en el atractivo, glamour, arrebato, etc. Ya sabemos que el atractivo se fabrica y que, grosso modo, se fabrica trabajando dos alternativas (o una mezcla de ambas): belleza y potencia. Pues en Ryan Gosling no encuentro ninguna de las dos: es soso, poco expresivo y nada arrebatador. Emma Stone se salva más porque es muy buena actriz, pero tampoco. Y, encima, no veo que haya una química especial entre ellos.
No sé, no transmiten pasión sino más bien ese tipo de amores ligth entre adolescentes de playas californianas. Quizá porque tampoco por separado ninguno de los dos encierra un trasfondo, un misterio, un “algo”. Se echa de menos una o dos gotas (siquiera microscópicas) del toque sombrío e irónico de Bogart o incluso el pasmo (pasmo pero luminoso) de Bergman…
Y agradezco lo que ambos protagonistas de La La Land han debido trabajar para conseguir cantar y bailar decentemente, pero, en fin, en un musical espero que me apabullen, no que me muestren como bailan y cantan gente como yo o tú después de entrenarse con intensidad. Que no estamos en “Mira quién baila”… y que el musical no es un género realista, para nada, todo lo contrario así es que ¿por qué en este aspecto son tan “pacatos”? ¿Por qué no han elegido a dos auténticos cantantes-bailarines? ¿Dónde están la Cyd Charisse o el Gene Kelly actuales? 

https://www.youtube.com/watch?v=7YWBOfsXsDA

O si me decís: pero es que esa escena en muy tórrida, y esa torridez no va con el espíritu de La La Land, os repondo: Fred Astaire y Rita Hayworth:
https://www.youtube.com/watch?v=ILbvtB_0pKk

¿O dónde las coreografías de West Side Story?

Tampoco la música de La La Land me parece embriagadora. Es más, encuentro un contrasentido que un tipo, entregado y radical amante del jazz, luego compongan una cancioncilla, pegadiza, cierto, pero cancioncilla.
De modo que, mientras transcurrían las tres fases anteriores, entre bostezo y bostezo, lo único que me preguntaba era ¿Y a estos qué o quién les va a entorpecer su amor? Porque, claro, también está cantado que, una vez que se aman, o se acaba peli o, en caso contrario, tiene que presentarse un inconveniente…
Y aquí sí spoiler: me parece tontísima la “razón” por la que se separan. Tonta e increíble. Vale, ella se va a París a rodar pero, por favor, cuatro semanas… Y aunque fueran cuatro meses…
Hoy en día eso es nada. No solo porque coges el avión y en unas horas te plantas donde sea, si no, y sobre todo, porque existen los móviles, los mails, los whatsapp, los scapes, los etc. etc.
¿Quién puede tragarse que se pierdan radicalmente de vista? si es que se siguen amando, claro…
Y cierto que los amores dan tumbos. Puede ocurrir que un amor se acabe aunque persista el cariño, por supuesto. Pero aquí no se separan por desgaste sino de la noche a la mañana y cortan, además, cualquier tipo de contacto.
No, no cuela…
De modo que, por resumir:
1. A mí me aburrió. Entiendo, sin embargo que a algunas personas les pueda gustar.
2. Incluso a quienes les gusta deben reconocer que es un film con poca “chicha”, poco fundamento, muy light y muy adolescente.
3. ¿Alguien se explica –sea o no amante de este film- que acapare tantas nominaciones a los Oscar? ¿Tan mal está el cine norteamericano?

Apostilla: A mí, si lo que quieren es sacarme de la rutina de mi vida (¿?), hacerme soñar, contarme un bonito cuento, etc. me tienen que servir realmente un plato consistente: protagonistas guapos, con un "no sé qué", con sex-appel, que vivan historias intensas, que chorreen encanto y magia y que bailen y canten divino. Un par de jovenzuelos bastante sosos y del montón no me interpelan...

.