martes, 19 de junio de 2018

Ocean’s 8 (Gary Ross, 2018) y The book Club (Bill Holderman, 2018)

Publicado en Tribuna Feminista:
https://tribunafeminista.elplural.com/2018/06/oceans-8-notable-the-book-club-muy-deficiente-mucho/

Ocean,s 8, notable. The book club, muy deficiente (mucho)

Mirad lo que os digo: Prefiero Ocean’s 8 (Gary Ross, 2018) a Desobediencia. 

¿Cómo es eso posible? me reprocharéis ¿Cómo puedes preferir un film insustancial de atracos a un film que trata un asunto importante?

domingo, 17 de junio de 2018

Hedy Lamarr: from Extase to Wifi (Alexandra Dean, 2018)


Hedy Lamarr: from Extase to Wifi (Alexandra Dean, 2018). Un documental interesante y triste.
Quienes habéis leído mi libro El papel de las Mujeres en el cine, sabéis que admiro la inteligencia, el genio de inventora, el espíritu libre de Hedy Lamarr. En ese libro recuerdo -someramente, claro-  algunos episodios sorprendentes, innovadores atípicos de su vida. Copio aquí unos párrafos:
“En 1933 –con solo 19 años- rodó Extasis, de Gustav Machaty. La película generó un escándalo tremendo porque Hedy Lamarr (aún no se llamaba así) aparecía totalmente desnuda bañándose en un lago y corriendo por un bosque. En otra escena, simulaba un orgasmo. Era la primera vez en la historia del cine que se mostraban ambas cosas.
(la escena puede verse en: https://youtu.be/9jJgJXG-2vQ ).
Sus padres, asustados quizá por una hija tan “atípica”, la empujaron a casarse con Friedrich Mandl, uno de los cuatro mayores comerciantes de armas del momento, amigo personal de Mussolini y Hitler.
En casa de su marido, Hedy trató a grandes personajes de la época, políticos, militares de altísima graduación. Ella, sin embargo, vivía prácticamente encerrada y constantemente vigilada pues Mandl era extremadamente posesivo y celoso. Lamarr aprovechó su encierro para seguir estudiando ingeniería y aprovechó las frecuentaciones de Mandl para aprender los pormenores de la tecnología armamentística, conocimientos que le serían de gran utilidad para sus inventos posteriores.
Según contó en sus memorias, en 1937, consiguió escapar de su vida de esclavitud (así la llamaba). En efecto, después de drogar a la criada encargada de vigilarla y después de vestirse con su uniforme a fin de pasar desapercibida, logró escapar a París y a Londres. Allí entró en contacto con el mundo artístico y cinematográfico. Finalmente, unos meses más tarde, se marchó a EEUU donde inició una exitosa carrera como actriz, durante la cual rodó con los más grandes directores del momento. […]
En su vida hay, sin embargo, una faceta menos conocida pero extraordinaria: la de inventora. En efecto, en 1941, en plena guerra mundial, a fin de contribuir a la victoria aliada, Hedy Lamarr puso en práctica sus saberes armamenticos y de ingeniería y se lanzó a investigar -junto con el compositor George Antheil- un nuevo sistema de comunicación secreta. Cuando lo descubrieron, lo patentaron con sus respectivos nombres aunque, posteriormente ambos regalaron la patente al gobierno de USA.
La “técnica  Lamarr» es un procedimiento de codificación y transmisión totalmente innovador. Tanto que, en aquella época, no pudo aplicarse porque exigía pasar de un sistema mecánico a un sistema electrónico y tal cosa no se logró hasta el 1957."

Pero, viendo este documental (en el que he aprendido cosas que no sabía) he sentido mucha pena por ella y por todas esas grandes estrellas que, a cambio de su “rutilante” vida, pagaron un alto, altísimo precio.



jueves, 14 de junio de 2018

Desobediencia (Sebastián Lelio, 2018)

Nota: spoilers variados. Quedáis avisad@s.

Desobediencia de Sebastián Lelio me ha parecido mediocre tirando a maleja. Dura 114 minutos (nada menos) de los que, después de todo, los únicos que me han interesado son los que muestran detalles “etnográficos” relativos al funcionamiento de la comunidad judía ortodoxa. Digo que esos detalles me han entretenido (aunque tampoco me eran del todo desconocidos), no que me gusten porque, en efecto, las religiones, cuanto más ortodoxas, menos me gustan.


martes, 12 de junio de 2018

El hombre que mató a Don Quijote, Terry Gilliam, 2018

¿Es Terry Gilliam quién ha envejecido o soy yo? respuesta: los dos, claro.
Me pregunto qué pensaría yo de Brazil si volviera a verla...




De todas formas, sospecho que siempre hemos sobrevalorado su cine. Quizá nos dejábamos encandilar por su pasado Monty Phyton o por el barroquismo loco de Las aventuras del barón Munchausen...
Su última peli, El hombre que mató a Don Quijote no solo me ha aburrido a muerte, es que me ha parecido un film sin gracia, sin imaginación (barroco y recargado, pero sin imaginación real), con un guion de tontería, contado a trompicones...
Y, por supuesto, sigue religiosamente la línea de "mis encantos son irresistibles y todas las esplendorosas rubias que se cruzan conmigo se me cuelgan sin remedio" (no se sabe por qué, pues ni guapo, ni extraordinario en nada, solo neura y bobo). Más el toque "Mi personaje, en el fondo, os enternece ¿a qué sí?".
Y, aunque el detalle sea casi irrelevante, parece mentira que Gilliam haya pasado tiempo en España... Cierto que el film mezcla pasado y presente, pero, vamos, cuando muestra el presente, Gilliam sigue inmutable en su trip de la España cañí (esa que solo existe en la imaginación de los miembros de la RAE cuando piensan que algunos españoles, al oír "ministra", creen que se está hablando de la mujer de José Luis Ábalos. Pues Gilliam igual. O sea, tabernas donde hay curas con sotana, personas santiguándose, etc. Además, hace cócteles locos: en Semana Santa, por la mañana sacamos las procesiones encabezadas por el cura y, por la tarde, hacemos la verbena inaugurada por el alcalde... Más numerito de baile flamenco (lo de flamenco es un decir...).
En fin. lo único que de verdad me ha gustado han sido los paisajes...

domingo, 10 de junio de 2018

Vigésima edición del Festival de Très Courts


Este fin de semana se ha celebrado la vigésima edición del Festival de Très Courts (muy cortos). 
Vi unos 80 y tantos films.
En conjunto muy bien, la verdad.
La gente derrocha ingenio y ganas.
Proporcionalmente había muchos españoles, sobre todo en la sección “Paroles des femmes” (palabras de mujer). Y no creo que sea por casualidad, no.
Vi algunos que me gustaron mucho: 

16 semanas de Carlota Coronado:

El rastro de José Echevarría (no encontré enlace para verlo traerlo aquí). José estuvo en la presentación así es que aproveché para felicitarlo porque su film me gustó mucho. Me pareció un buen guión, implacable y tenso. Y me pareció muy bien contado y con una excelente puesta en escena.

Quinzaine des réalisateurs de Cannes 2018 (I)


 Cómprame un revólver Julio Hernández Cordón. 


Muy interesante. Me gusta comprobar que hay directores que no siguen fielmente las normas narrativas. El film transita sin cortarse un pelo entre la fábula y la crónica, el irrealismo y el realismo. Es el retrato de un mundo brutal y embrutecido, despiadado y misógino...
O sea, Hernández Cordón aplica aquello de "el realismo no consiste en describir como son las cosas reales sino en cómo son realmente las cosas".
Tiene un guion muy bueno, una fotografía extraordinaria y unos actores muy solventes.
El cine mexicano está en un momento muy rico y muy potente.
Conclusión: si tenéis ocasión, ya sea en pantalla grande o en alguna plataforma, vedla.

La Quinzaine de Cannes 2018 (II): Leave no trace (D. Granik); Climax (G. Noé) y más...



Sigo comentando los films de La Quinzaine de réalisateurs Cannes 2018. Me quedé a medio porque, como suele ocurrir, “no se puede estar en misa y repicando”. No se puede estar tantas horas metida en salas oscuras y luego tener tiempo de contarlo…