viernes, 19 de abril de 2019

Efectos secundarios, Soderbergh, 2013

No leer si pensáis verla. Contiene spoilers.
Ya sabéis que Steven Soderbergh ha realizado un extenso plantel de películas de éxito.
Empezando por aquella sobrevalorada Sexo, mentiras y cintas de vídeo (total, debe su éxito a que muestra con humor un orgasmo femenino simulado).
Le han seguido otras también muy taquilleras. Algunas me han gustado bastante: Traffic o Erin Brockovich. Otras me parecen unas castañas bastante vomitivas (Ocean's Twelve, por ejemplo).
En cualquier caso resultan films muy dispares porque dependen mucho del guión. El de Erin Brockovich es de una mujer, Susannah Grant y se nota ¿verdad?
¿Qué tienen en común estas pelis? que están bien realizadas, que te sientas en la butaca, empiezan y te las vas tragando, tan ricamente, tan estupendamente. Son pelis realizadas con esa maestría profesional admirable que ha alcanzado el cine de Hollywood. Con esas formas ya prácticamente universales. Llueven sobre mojado porque es el cine en el que somos educados mayoritariamente. Son películas que 
en todos sus aspectos y detalles (modos, maneras, ritmo, planos, efectos, composición, etc.) son los que esperamos, pues a ellos estamos hechos. 
Total, que es difícil que no resulten unos muy buenos productos.
Eso exactamente le ocurre a Efectos secundarios. El guión es Scott Z. Burns (me lo apunto para escupirle por el colmillo si alguna vez me lo cruzo).
Es tan tópico y tan misógino que, cuando ya empecé a olerme la tostada, me dije: "No, no me puedo creer que las asesinas sean este par. No es posible que, además de mujeres, resulten lesbianas". Pues sí. Así es. 
Estaba yo con la mosca detrás de la oreja desde que aparece el personaje de Katherine Zeta Jones. Vale, doy por supuesto que a su edad ya no puede ser utilizada en el papel de "tía buena" pero no era solo eso. Le encontraba un no sé qué sospechoso. ¡Y es que resulta que es un lesbianon de mucho cuidado, claro!
Y, por supuesto, desde la lesbianez al asesinato hay solo un paso, como es bien sabido (y si no que le pregunten a nuestros obispos).
¿Puede haber por este ancho mundo un par de lesbianas asesinas? sin duda. No cuestiono yo tal cosa ni en particular ni en general. Suscribo el derecho al mal de las mujeres (que tan divinamente argumentó Amelia Valcárcel). Ahora bien, me maravillan estas "coincidencias". Con los pocos personajes de lesbianas que se pasean por el cine… mira tú.
He de deciros que, en general, la ficción audiovisual exagera ampliamente los "instintos asesinos" en las mujeres. Así, como ya sabéis, en la vida real, las mujeres no cometen ni el 5% de los asesinatos. Pero en la serie CSI, por ejemplo, cometen en torno al 30% (bueno, hace tiempo que ya no veo CSI pero dudo que haya cambiado).
Aquí, dos fotos de Katherine Zeta Jones. En una va de seductora bien hétero, sin duda. En la otra de lesbiana perversa ¿observáis? ¿no queda claro quien es la buen y quien la mala? Y lo hacen a lo bestia, sin sutilezas: pelo, ropa, iluminación, posición de la cámara, encuadre, 
etc? Hay dios mío, cómo aburren los tópicos.



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