viernes, 9 de octubre de 2015

Entrevista en la Universidad de Burgos

Entrevista
Esta entrevista me la hicieron el año pasado en la Universidad de Burgos.
Tiene la ventaja de que es breve (16 minutos). Hablo de algunos temas básicos relativos a la desigualdad con la que la ficción trata a varones y mujeres. El tono es distendido.

Taxi en Teherán o la inteligencia humana

"Taxi en Teheran" de Jafar Panahi, Oso de Oro en Berlin, 2015.
Otra de sus películas, "El círculo" (León de oro de Venecia en 2000) es de esos films que habré visto más de media docena de veces (no me suele pasar con tantos) y, cada vez que la vuelvo a ver, vuelvo a descubrir matices nuevos.


No sé si sabéis que Pahani ha sido detenido y ha estado en la cárcel en dos ocasiones. Está condenado a seis años y tiene prohibido, prohibidísimo hacer cine bajo penas que puede llegar hasta los 80 años de prisión.
Pues nada, va y sigue. Qué valor.

Este film que se estrena hoy, Taxi en Teheran es muy particular. Ha sido filmado dentro de un taxi, con tres pequeñas cámaras y controlando todo el propio Panahi (a la vez que conduce, claro): encuadre, sonido, actores......
Bueno, pues con todas esas limitaciones, ha logrado una película extraordinaria. 
Al estar hecha en condiciones tan especiales, el resultado -que a mí me parece interesantísimo- es, sin embargo, peculiar. Y, por lo mismo, no digo que le vaya a gustar a todo el mundo. Hay se ser amante del cine, tener una mente abierta y dispuesta a ver lo inusual y hay que saber que, a veces, el cine es exigente. Que hay películas que requieren ser vistas con atención y concentración.
¿El resultado? una lección de sabiduría cinematográfica y vital que me deja estupefacta. Una lección de humanidad (no en el sentido pazguato sino el profundo y real, ese que abarca toda la riqueza de lo humano).
En este fotograma vemos a Nasrin Sotoudeh, feminista, abogada (desde 2011 tiene prohibido ejercer y salir de Irán) y que ya ha pasado tres años en prisión. En el film hace de sí misma, de una abogada que va a llevar flores a la familia de otra mujer, Ghoncheh Ghavani, que está en la cárcel por haber intentado entrar a un estadio donde se jugaba un partido masculino de vóley.
¿No os impresiona la cantidad de gente valiente y honrada que hay por el mundo?
Nos os impresiona la tenacidad, la valentía, el amor a una forma de expresión -el cine- que muestra Pahani?
Y esta película es de las que, a poder ser, hay que ver en sala de cine (por las condiciones espectatoriales y por contribuir económicamente, que si no, luego no nos podemos quejar de que las producciones norteamericanas se lo coman todo).

jueves, 1 de octubre de 2015

Las candidatas españolas al Oscar 2015


Entre Loreak y Magical girl (no vi Felices 140, la tercera preseleccionada para los Oscar) me quedo sin duda alguna con Loreak, claro, porque Magical girl es el tipo de film que me pone de los nervios: pretencioso (“mira qué chulo soy y qué historia más rarita cuento”) falsamente escandalosa… O sea, el tipo de película que sigue las instrucciones de Renoir sobre cómo hacer un cine de éxito: "[al público] puede arrancársele gritos de terror ante una acumulación de crímenes y accidentes, pero hay que evitar plantearle problemas".

Pues eso: personajes pavos, incongruentes y excesivos; “toque” social (que mola), visita turística al lujo de los multimillonarios para que palidezcamos de envidia pero, al tiempo, nos reconfortemos sabiendo que son malos (¡qué consuelo!) sadismo, violencia, prostitución… aderezado (bien aderezado, eso sí) por una cuidada puesta en escena, una buena escenografía, buena cámara y un buen tratamiento visual. De fondo, el ya archiconocido mantra: las mujeres arrastran al abismo a los hombres.
Si queréis leer una crítica más amplia y contundente en este mismo blog: http://pilaraguilarcine.blogspot.com.es/2014/10/magical-girl-buen-director-pesimo.html#more
A Loreak fui con expectativas y con apriorismo positivo porque la anterior película de Jon Garaño y Jose Mari Goenaga, 80 egunean, sin ser un gran film, me interesó bastante.
Pero Loreak me decepcióno. La primera media hora me mantuvo expectante e interesada. Modo de realización pausado, siembra de pinceladas sueltas aquí y allá (¿promesas de algo?), vidas que se cruzan (no sabemos aún si será sin tocarse)… Va introduciendo hilos y lo hace de forma bastante original (quiero decir, sin seguir al pie de la letra los cánones hollywoodienses, y eso, siempre se agradece).
Pero, a medida que el relato avanza, se empantana. Pierde fuelle, tono e interés.
Los personajes me parecen excesivamente mustios, sin proyecto vital alguno. Y exagerados. Por ejemplo, la ruptura tan radical de Lourdes con su familia política y con su pasado matrimonial solo es creíble si se huyera de algo. Y que sepamos, no especialmente. No se llevaba bien con la suegra, pero ¿es justificación suficiente?
Y se entiende que no tenga por qué dedicarse a cultivar el recuerdo de un difunto pero ¿hacer como si nunca hubiera existido? No es creíble porque, además. Lourdes no está construida como un personaje rupturista y radical que “aproveche la ocasión” para hacerse un cambio de vida, emprender una aventura, explorar nuevos mundos. No. Solo parece tristona, árida y desabrida, desde el principio al fin, sin cambios.
Y, por el contrario, tampoco me parece muy creíble la excesiva fidelidad de Ane. Tiene una vida mustia y sin objeto. Cada vez que se la ve en casa con su marido dan ganas de llorar. Se entiende, pues, que esos ramos de flores que le llegan puntualmente la ilusionen muchísimo. (Nota bene: ¿os acordáis de El ramito de violetas?). Y se entiende que quede impactada y que, a su vez, vaya a ponerle flores pero ¿durante tanto tiempo? ¿a una persona con la que solo ha cruzado breves palabras sin interés? Puede que su vida carezca de cualquier otro aliciente y, por lo tanto, Ane se agarre al ritual de las flores como a un clavo ardiendo. Pero, por más justificaciones que le busque, me parece excesivo. ¿no tiene amigas, primas, hermanas, vecinas, compis de club de lectura? ¿Solo una señora mayor con la que teje y desteje fantasías en torno a un fantasma?
Al margen de esto (o quizá no tan al margen), a medio metraje (puede que antes) mi interés fue decayendo. El fin dejó de interesarme, ya no me decía nada. Sus personajes me aburrían, sus peripecias no me estimulaban, la trama no daba más de sí…
Y, además, aun agradeciendo que los las figuras femeninas sean protagonistas, lamentaba que todas los carecieran de impulso vital, de proyecto propio que no estuviera mediado por sus relaciones con los hombres.
Hay quien me dice que así es la vida. Pero el cine no tiene que ser como la vida. Y no solo no tiene que ser, NO ES COMO LA VIDA, aunque lo pretenda. No podría ser porque es una representación y, como tal, está construida, totalmente construida. Y, además, la vida es más variada, más diversa y dinámica.
Cierto que en el final de la película vemos que los personajes han dado un cambio. Pero no sé si especialmente interesante. La madre tiene demencia senil; Ane considera que aquello fue como una tontería de la que ya salió. Lourdes es la única que, al poner rosas, le da un cierre coherente.
Con todo, no diré yo que es mala peli o que no merece la pena verla. Digo que, en conjunto, a mí no me gustó.
Tiene un punto a su favor que yo valoro mucho: se nota que está hecha por gente que ama el cine (aunque no le salga del todo bien), que no ha picado el anzuelo del relumbrón.
Y, aunque sea una frivolidad, mola que esté en euskera, mola.