Nunca me canso de
alabar la diversidad del cine y de los mundos que refleja, incluso aunque esos
mundos estén, en teoría, próximos (al menos geográficamente).
Vi casi seguidas
dos pelis israelíes: Bar Bahar de Maysaloun Hamoud (2016) y Foxtrot de Manuel Maoz (2017).
Y cierto, las dos son israelíes (la primera franco-israelí y la segunda germano-franco-israelí) pero construyen universos totalmente distintos a todos los niveles.