Volví a ver, diez años después, "Tetro" el film de Coppola. Entendí por qué solo recordaba imágenes y poco más. Porque es lo único que se salva.
El guion es suyo y es de espanto. Y te preguntas: cómo un hombre, ya de una cierta edad, curtido en cine y que ha hecho grandes películas no se da cuenta de que este melodramón es un bodrio, infantiloide, torpe, trillado, increíble ¿Tanto les ciega su ego?
Al final de la peli (que,
encima, dura dos horas y 7 minutos) ya no puedes más.
Ni en el contenido ni en
la forma, ese guion vale un duro: manido hasta la náusea en todos sus
pormenores y, para más inri, la archi sabida historieta de padre/hijo, esa que
incansablemente nos cuenta el cine. O sea: las mujeres paren, cuidan, ejercen
de madres hasta el deslome, pero a ellos lo que les importa en la historia con
su papá.
Y sí, ese sigue siendo el
papel de las buenas mujeres (como es Maribel Verdú en esta peli) cuidarlos, comprenderlos,
amarlos, consolarlos, aguantarlos, estar ahí, en segundo plano, atentas por si
se las necesita.
Y las que no son así es
porque son histéricas, manipuladoras, crueles, putonas y ávidas de pervertir y
dominar a los pobres hombres...