Os aconsejo estos tres films (el último lo van a estrenar en España dentro de unos días). Los tres narran historias inteligentes e interesantes. Son, sin embargo, muy diversos, tanto como los personajes femeninos que los protagonizan.
«L’INTRUSA» de Leonardo Di Costanzo
Sitúa la acción en un centro de actividades de tiempo libre y juegos para niños y niñas de un barrio popular de Nápoles.
La directora del centro ha aceptado que una mujer, con su bebé de pocos meses y su niña de ocho años o diez años, ocupe una especie de cabaña que hay dentro del recinto del centro. Pero ocurre que esta mujer está casada con un asesino de la mafia.
La tensión y la confrontación narrativa se producen porque las familias de los demás niños del barrio, así como la policía y los profesores de la escuela, no soportan que la mujer de un mafioso se aloje allí. No solo por el peligro que representa (no ella en sí misma, sus circunstancias) sino porque lo viven como una afrenta, máxime teniendo en cuenta que ese mafioso asesinó por error a un buen hombre, padre de una de las niñas que acuden al centro.
Sin embargo, la directora no puede, en conciencia, ceder a las presiones vecinales y expulsar a esa mujer. Sabe que ella y sus dos hijos no tienen donde ir, puesto que han rechazado la ayuda de la mafia.
¿Qué me gusta del film? su inteligencia y su sutileza. Nada de trazos gruesos o simplistas a la americana, nada de personajes modélicos. Nada de “buenos y malos”. Digamos, simplificando, que los malos de verdad, los mafiosos, nunca aparecen. No los vemos. Es decir, esta película habla de la mafia sin hacerla protagonista, sin que los mafiosos, sus historias y los enfrentamientos entre ellos chupen pantalla y espacio narrativo.
Y por eso me gusta también esta película, porque no se trata de una más de las millonésimas que hay sobre mafiosos con sus jefazos o jefezuelos y sus sicarios, sus batallitas o sus batallazas. No.
Este film cuenta la realidad de la mafia, es decir: la destrucción social y moral que siembra allá donde se instala. Muestra cómo quien sufre es la sociedad civil.
El interés del film (no el único) reside ahí, en que describe las consecuencias de vivir en una ciudad donde todo está contaminado por la mafia. Cambia la perspectiva. Y ahí reside la clave. Así, por poner otro ejemplo: pensad en lo diferente que es ver un bombardeo filmado casi como un excitante castillo de fuegos artificiales con banda sonora a ver personas reventadas por las bombas (sobre todo civiles, que son quienes más padecen y perecen en las guerras). La emoción cambia, el mensaje también.
Pues este film hace lo mismo: centrarse en lo que de verdad es relevante. De hecho, si el problema de Nápoles fuera que los mafiosos se matan unos a otros ¿sería tan grave que hubiera uno más o menos en el mundo?
Otro punto de interés de esta película es que el eje narrativo se configura en torno a personajes femeninos.
La protagonista, directora del centro, no es una heroína pero sí es una mujer justa, que capta el sufrimiento ajeno y cree que hay que comprometerse con él aun sabiendo que, a veces, es muy difícil conciliar siquiera mínimamente los diversos dolores que la gente arrastra y de los que no es quizá responsable.
Otro punto de interés de esta película es que el eje narrativo se configura en torno a personajes femeninos.
El otro personaje, el de la esposa del mafioso, también está muy bien construido. No es, para nada, una “amable, pobre y dulce chica”. Al revés: hosca y dura, como su propia vida. Se entiende que tenga mal carácter y malas reacciones porque es una mujer herida y sin muchas alternativas. Resiste a base de mostrarse arisca y altanera. La aspereza es su coraza. Está llena de furia pero, a su manera, no se rinde y sigue velando por sus hijos.
Hasta ahora, Leonardo Di Costanzo, solo había dirigido documentales. Y creo que se nota. La voluntad narrativa ficcional se expresa pero la base documental es fuerte y por eso el film resulta tan potente, creo.
UNE FAMILLE HEUREUSE (My Happy Family y en su idioma original, ni idea), una peli georgiana, dirigida por Nana Ekvtimishvili y Simon Groß
Tres generaciones comparten apartamento: los abuelos, padres de la protagonista, el esposo de esta, el hijo y la hija de ambos y el marido de la última.
Una casa con el follón habitual y derivado de tal cóctel: cada uno con su tema, sus manías, sus incordios, etc. Nada grave. Pero Manana, la protagonista, está harta y decide irse a vivir sola. A todos les resulta incomprensible tal decisión por lo que todos buscan el drama, la ofensa que haya podido motivarla… y no, se trata simplemente de que esta señora, profesora de instituto, que se casó joven y lleva toda su vida viviendo en comunidad, desea ir a su aire y a su ritmo, estar, por fin, en medio de su silencio o su música, crearse sus propios ritos, comer lo que quiera y cuando quiera, sembrar sus tomates si le da por ahí… Extraordinario ¿no?
Además, este film tiene ese interés que yo siempre aprecio de los films que nos presentan países y mundos diferentes al nuestro: es como un tour turístico pero en lugar de hacerte visitar lo que se ve por fuera, los monumentos, te muestra lo de dentro, te habla de cómo es la vida de la gente.
Y yo, en ese sentido, soy de una curiosidad insaciable…
Por último quiero comentar ESTIU 93, de Carla Simón
Este film ha recibido ya varios premios en festivales internacionales (en el de Berlín, por ejemplo). Se va a estrenar en España dentro de unos días.
Las protagonistas son dos niñas (bueno, una, pero muy secundada por otra).
No podéis perderos esta película que rebosa sutileza e inteligencia, habla de cómo se viven, se elaboran y se superan los dramas en la infancia. Se nota que la directora narra algo personalmente transitado pero que, además, sabe contarlo. En efecto, la propia experiencia no basta para luego crear una obra tan perspicaz, tan fina, tan llena de matices. Se necesita ser una buena guionista y una buena directora y Carla lo es.
Hay que pasar por taquilla y pagar entrada. Solo así conseguiremos que cada vez más mujeres dirijan películas
Es, además, muy joven (este es su primer film) y eso me alegra porque significa que tiene futuro por delante. Pero, ya sabéis: ¿cuál es la condición sine qua non para que sus proyectos se concreten y se hagan realidad? que los productores los financien ¿Qué les moverá a hacerlo? pues que les resulten rentables financieramente.
Conclusión: hay que pasar por taquilla y pagar entrada. Solo así conseguiremos que cada vez más mujeres dirijan películas. Y sí, también hay hombres que hacen films extraordinarios y que no son machistas pero necesitamos que haya muchas directoras.