Créteil, en la periferia de París, ha acogido una nueva edición
(y van 38) de este festival que es, sin duda, uno de los más antiguos y
prestigiosos de los dedicados al cine realizado por mujeres.
En ediciones anteriores ya habían sido recompensados varios films
españoles o de habla española. Así, por ejemplo, en 2013, La boda, de Marina Seresesky, recibió el premio de Canal+ al mejor
cortometraje y fue mención especial del jurado de la Universidad de París XII. En
2014, El pasado nunca muere, de
Isabel Coixet, recibió el Gran Premio del Jurado al Mejor Largometraje de Ficción.
Este año, el Premio del Público ha recaído en La Novia, dirigida por Paula Ortiz.
Como señaló la directora, Paula Ortiz, el hecho de que fuera el Premio del Público la satisfizo especialmente porque revela la aceptación de su película por parte de quienes son sus receptores naturales: los espectadores.
Y, en efecto, así es: este premio nos alegra por todo lo que significa
de reconocimiento a la obra de una directora que se lanza, aventurera, audaz y sin miedo
(o con miedo, pero con tanta pasión que consigue vencerlo), a un proyecto en el
que pone su corazón, sus energías, su entusiasmo, su saber, su amor por el cine
y por la literatura.
Hacer cine en España es heroico. Si eres mujer, mucho
más. Podéis preguntar ¿por qué mucho más? Pues porque quienes tienen el millón
de euros para producir una película (millón como mínimo) suelen ser varones y suelen
ser, además, conservadores.
Tanto su mente como sus emociones les llevan a interesarse
“naturalmente” por historias, protagonistas, perspectivas, anécdotas no solo ya
muy trilladas sino y sobre todo “de hombres”.
Cuando digo “naturalmente” quiero decir que no se requiere
que sean conscientemente machistas, especialmente “malvados” ni agresivos hacia
las mujeres. Basta con que su punto de vista concuerde con el de la ideología
dominante y ya, sin mayor esfuerzo, tendrán interiorizados los mandatos
patriarcales. O sea, “espontáneamente” considerarán interesantes las anécdotas
de una pandilla de amigos y considerarán a las mujeres como un decorado cuya
presencia solo se justifica en función de las necesidades erótico-amorosas de
ellos.
Por eso es tan necesario apoyar el cine realizado por
mujeres desde varios frentes:
-Institucionalmente es preciso que haya medidas correctoras
del desequilibrio en el que “espontáneamente” vivimos: criterios de selección
de obras, festivales, jurados, repartidores de ayudas, etc. dominados por
hombres. Hombres que harán lo mismo que hacen los productores: encontrar
interesante una pelea a puñetazos, un partido de fútbol, unas nalgas femeninas descoyuntadas
del cuerpo, unas bromas machistas…
-Y es preciso que las obras de las mujeres encuentren distribuidoras,
ayudas y cauces, como este festival, para darse a conocer.
-Y, por último, es preciso que nosotras nos apoyemos
mutuamente, que vayamos a ver las películas dirigidas por mujeres y, si por
cualquier razón no podemos acudir a las salas, que las compremos o bajemos
legalmente, etc.
Las fratrías entre varones funcionan divinamente y de forma
“natural”, adquiramos nosotras también conciencia de nuestra sororidad.
Aquí os dejo el enlace de una entrevista en La Tuerka con Paula Ortiz:
https://www.youtube.com/watch?v=2A2hLMJMtfI
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