Leo a un crítico que opina:
"Cold war ya es la mejor película que veremos este otoño".
Triste panorama si esta es la
mejor película del otoño...
Cierto, su primera media hora es fascinante.
Ese periplo por las músicas populares de Polonia tiene un atractivo algo salvaje y
extraño por cómo está filmado
y también porque esas
músicas nos resultan muy desconocidas y, por lo tanto nos descolocan y alteran,
despiertan en cualquier espectador y espectadora de ojos no adocenados una seducción
inmediata.
También siguen siendo muy interesantes
las secuencias relativas a la creación del centro de recuperación y puesta en
valor del folclore del país.
Está muy bien reflejado el veloz
proceso de deterioro que sufre la utopía comunista. Utopía
que, hemos de reconocer -incluso quienes en su día militamos por ella- se
asienta, ya de por sí, en un sustrato ideológico bastante feroz y poco dado al humanismo “blandengue
y complaciente”, como en el fondo considerábamos el humanismo, cegados como
estábamos por el ideal de la dictadura del proletariado, esa que iba a resolver
todas las miserias del mundo y que, por lo tanto, era la meta que merecía realmente la pena aunque para
alcanzarla no debiéramos reparar en los medios ni en las personas que quedaran
laminadas.
Pero
es que sabemos, además, que, en su aplicación práctica, aquello llamado
comunismo, fue una mezcla de dictadura, burocracia y mediocridad. Sabemos que
pronto, bajo nueva palabrería, se impusieron los intereses deleznables de
siempre y terminaron mandando los mismos mediocres acomodaticios que suelen
hacerlo porque son los que no dudan ni un instante en dar todos los pasos
necesarios, en aceptar todos los servilismos y en acomodarse a todas las miserias precisas a fin de subir como la
espuma y obtener poder.
Todo
esto nos lo cuenta la película con economía de medios, sin grandes palabrerías,
en dos o tres escenas muy bien narradas.
Luego,
cuando empieza la historia de “amor” (pongo amor entre comillas, luego diré por
qué) el film va perdiendo pulso narrativo, va decayendo y se va convirtiendo en
un tostón.
Un
tostón tostonazo que apenas alivian los números musicales…
Para
empezar, no controla los tiempos narrativos intradiegéticos (menos mal que inserta de vez en
cuando la fecha) y, para seguir, construye unos personajes tontamente opacos y
planos. No opacos porque tengan tanta recámara, tanta complejidad que resulte
complicado descifrar, no. Son opacos justamente por lo contrario. Lo único que
vemos en ellos son dos cosas: su talento musical y el “amor loco” que sienten
el uno por la otra y viceversa.
Pero
es que ese amor no es creíble. De ninguna de las maneras. Cierto que quien más
quien menos ha vivido un amor desmesurado, de esos que te obcecan, te hacen monotemática y te impiden mirar lo demás. Pero es improbable que una obnubilación así dure
años y años (aunque, ciertamente, vivirlo solo en dosis muy espaciadas, puede
alimentarlo, pero con todo…). Y que conste que ya pensé igual viendo Brokeback Mountain
(Ang Lee, 2005). En ese film entendí que, dadas las circunstancias, renunciaran
a vivir su amor. Entendí que cuando vuelven a encontrarse, vuelvan a sentir
esas llamaradas, pero ¿así durante veinte años? No cuela. ¡Ah! Y también
entendí que, cuando uno muere y el otro va a rememorar su recuerdo, sienta una
profunda emoción ante lo irremediablemente perdido (o sea, su juventud), ante
la mediocridad y el destrozo de vida de ambos…
Pero aquí, en este film, me parece todo mucho más absurdo. ¿O me diréis que está ni medianamente
bien narrado el hecho de que ella se vuelva tan histérica cuando vive en París? Vale, podéis alegar que se siente insegura, no consigue adaptarse a esa sociedad
que le resulta tan ajena, etc. Son explicaciones plausibles pero que el film
apenas da, somos l@s espectador@s quienes tenemos que echarle buena voluntad para dárnoslas. Y
tampoco entendemos por qué no son capaces de vivir juntos. Cierto, la
convivencia -no digo ya placentera sino simplemente pacífica- no siempre
acompaña a la pasión. Pero el film solo nos muestra el resultado, no atisbamos
sus causas, ni sus vericuetos. Ni tampoco entendemos por qué esos celos
desmelenados cuando están juntos pero que tan estupendamente sobrellevan sabiendo
que, a mil kilómetros de distancia, cada uno tiene sus enrolles… En definitiva, respecto
a la historia de “amor” pienso que es una elucubración entre adolescente. simplona y mentirosa. Si es amor de verdad, no pueden vivirse así. Si es arrebato, no dura
tantos años.
Y
bueno, la “machada heroica” final de él, directamente me da risa: de modo que se va a "salvarla" sabiendo que no podrá. O, siendo más realistas, deducimos que él sabe
que no la salvará de nada sino que la obligará a prostituirse un poco más para salvarlo
a él. Y podéis decirme: no se trata de salvar, se trata de estar, por fin,
juntos… Pues tres detalles: 1. “A buenas horas, mangas verdes”. Han tenido veinte
años para pensárselo… 2. ¿Él es tan iluso como para no saber que, en cuanto
ponga un pie en aquel país, irá a un campo de concentración y que, por lo tanto,
tampoco estarán juntos? 3. Y aunque ignorara el “detalle” anterior (que ya es
mucho ignorar) y pensara que llegaría y ella dejaría su vida y ambos podrían
montarse su nidito hogareño ¿no sabe, por la experiencia de París, que no
soportan la convivencia?
Y, toque muy "varonil": él se sacrifica por una señora que, a parte de su voz, no sabemos que otros valores atesora y que, para mayor inri, termina alcohólica...
Absurdo
de cabo a rabo. Esta idealización tan falsa del amor me irrita. Es mentira y
está mal contada.
Me
asombra, de verdad, que gente cinéfila, con criterio y con recorrido vital, babeen ante una historia tan cutrecilla.
Creo
que, en el fondo, el blanco y negro los obnubila. Cierto que es muy hermoso y
cierto que, hoy en día, cuando ya solo estamos en medio de colorín, ver una
pantalla en blanco y negro nos cautiva. Pero…
Su
anterior película, Ida, era un film
muy interesante. Con una o dos pegas, pero intensa. Yo me esperaba algo similar
o mejor. Así es que, según avanzaba el metraje, me iba irritando y apenando.
Cuando salí ya se me saltaban las lágrimas (por dentro) de pensar “¡qué
lástima, por diosa, qué lástima!”
Coincido mucho con tu perspectiva. Me costó encontrar una critica que manifestara algo de lo que sentí con esta película....el blanco y negro y el enciadre es realmente estético, el rescate de la música popular también... Quizá esperaba algo más de la complejidad psicológica de estos personajes.... quizá idealicé por la ubicación temporal y la situación política pero ese final ... bastante previsible... no me conformó.
ResponderEliminarMe explicais el final? Se suicidan?
ResponderEliminarPues a mí me ha encantado
ResponderEliminarQue excelente punto de vista! Es exactamente lo que yo estaba pensado pero me daba miedo decir. La película ha Sido alabada, vas a las críticas y tiene 7.5/10 y tú dices: ¿De que me perdí?
ResponderEliminarY es así, una historia inverosímil, mal contada, sin argumentos sólidos, con personajes mal hechos y muy pero muy aburrida. No hay emoción en ellos, no es creíble .. no, no y no.