Me llama poderosamente la atención que, cada vez que comento que en una
película el personaje femenino tiene un comportamiento que me parece absurdo, haya
quien me diga que "conoce a mujeres así".
Ella le tapa la papada, pero, con todo ¿no parece su padre? (y podría serlo, por supuesto)
El problema no es que el cine presente también esas realidades "anómalas" (por llamarlas de alguna manera) sino que en el cine recurrentemente muestre ciertas anomalías (ojo, ciertas anomalías, otras las ignora completamente) y las dé como habituales. Es decir, el problema reside en la ficción audiovisual solo nos presenta una cara de la realidad, la deforma sistemáticamente, siempre en las mismas direcciones.
Así, para empezar y como no me canso de repetir, hace protagonistas a
los hombres en no menos del 80% de las pelis. Y os recuerdo que las mujeres
somos la mitad de la humanidad.
Claro, las mujeres reales somos millones y, por lo tanto, muy variadas, pero
los personajes femeninos en el cine no reflejan esa variedad (y no me contéis
que habéis visto una peli donde aparece un personaje
de mujer interesante, porque haberlas, haílas, pero estoy hablando de la mayoría
de los films).
Por ejemplo, en Aimer, boire et
chanter (Alain Resnais, 2014) SOLO aparecen mujeres dependientes y
serviciales hasta la náusea. Y claro, cierto, existen mujeres así pero actualmente
muchas se reclaman dueñas de su destino (dentro de que las cosas siempre son
complicadas y de que nadie está a salvo de contradicciones, de mochilas en la espalda y de
condicionantes internos y externos).
Este tipo de mujeres son sin embargo escasos en la ficción audiovisual. De modo
que, el cine, más que otra cosa, lo que hace es propaganda de una sociedad muy
patriarcal, muy conservadora y muy reaccionaria. Nos alecciona constantemente.
Predica: "Ellos y sus historias son lo importante. Si quieres salir en la
peli, haz méritos para que él te elija y te convierta en su chica porque tú
sola, por ti misma, no tienes peli, bonita". Y predica: "las mujeres
son así: se enamoran sin tener el cuenta ni la física ni la química ni la razón
y aguantan carros y carretas". Ese es el modelo.
Conclusión: el cine no refleja la vida pero intenta (como buen aparato de
propaganda emocional que es) aleccionarnos sobre cómo hemos de vivirla.
Este fotograma es de la película que cito. Sandrine Kiberlain y André
Dussolier se llevan 22 años. Cuando la peli se hizo, ella tenía unos estupendos
46 años, él tenía 66 y ya parecía un anciano. ¿Lo adornan en el film de otras
cualidades arrebatadoras que compensen su físico? Pues no. Ni siquiera se
molestan en ello.
Y aquí los tenéis más individualizados y actualizados:Kiberlain en su última peli (estrenada hace unos días).
Dussollier en Cannes, hace un año.
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