Un asunto de familia de
Hirokazu Koreeda, fue Palma de Oro en Cannes (totalmente merecida desde mi
punto de vista). Os la aconsejo encarecidamente (si os gusta el cine poco
convencional, por supuesto).
Los humanos nos
necesitamos unos a otros de las más diversas maneras, incluida la manera que, en
principio, parece más evidente: la familia.
Solo que aquí, en el film, esta familia es de todo menos “evidente”. Es la unión de seres dispares, entre los que los lazos de sangre no cuentan, o mejor, se obvian.
Solo que aquí, en el film, esta familia es de todo menos “evidente”. Es la unión de seres dispares, entre los que los lazos de sangre no cuentan, o mejor, se obvian.
Estas personas se acoplan
unas con otras, se apañan unas con otras, cuentan unas con otras, forman un
núcleo de refugio (refugio, no paraíso idílico, ojo) frente a una sociedad (o a
una familia biológica) inhóspita.
Y todo ello sin caer en
ningún idealismo, sensiblería ni complacencia. Prodigioso ¿no?
El film rompe
convenciones por todos lados. Y rompe convenciones de las de verdad. Muy, muy
lejos de ese falso romper convenciones que mostraba The Square de Ruben
Östlund, Palma de Oro del año pasado. Y muy lejos del falso romper convenciones
del Oso de Oro de este año: Touch me not. Esta última, Touch me not, es de las que parten de
ese principio -que me pone los pelos de punta- de : “Voy a juntar un ramillete
de raritos que os va a dejar con la boca abierta”. Cuando hacen eso (o cuando
yo interpreto que hacen eso, porque hay otras interpretaciones) me irrito y me
encabrito. Hasta el punto de que, quizá como reacción, me digo: “Por mí como si
se suicidan en masa”.
Es lo que pienso con
muchas películas europeas (francesas, por ejemplo) que pretenden contar
"dramas" de sujetos que, como dirían en Asturias, refalfian. No puedo
evitar pensar que lo que les pasa, les pasa porque no tienen nada mejor en lo
que ocuparse, no sé si me explico...
Un asunto de familia, no parte de ahí. Parte de “Hay otros mundos y están en este” y es cobarde no verlos. Y, este film, que no trabaja la sensiblería, que evita el sentimentalismo y el voyeurismo, (cosa rara, dado el tema) que no busca le proyección emocional de l@s espectador@s, sí dice algo que importa, sí muestra personajes complejos (cada uno a su manera) que requieren nuestra atención y que están insertos en una realidad social concreta, este mundo de hoy.
Este film se atreve a ser "raro" de verdad, de los que, de verdad, pueden descolocar los hábitos rutinarios que tenemos interiorizados como espectador@s.
Un asunto de familia, no parte de ahí. Parte de “Hay otros mundos y están en este” y es cobarde no verlos. Y, este film, que no trabaja la sensiblería, que evita el sentimentalismo y el voyeurismo, (cosa rara, dado el tema) que no busca le proyección emocional de l@s espectador@s, sí dice algo que importa, sí muestra personajes complejos (cada uno a su manera) que requieren nuestra atención y que están insertos en una realidad social concreta, este mundo de hoy.
Este film se atreve a ser "raro" de verdad, de los que, de verdad, pueden descolocar los hábitos rutinarios que tenemos interiorizados como espectador@s.
O sea, es de los films que, al terminar de verlos, sabes que eres más inteligente (desde el punto de vista no solo intelectual sino emocional) que cuando entraste. Y yo eso lo agradezco mucho.
Me gustó mucho mucho. Nada era lo que parecía.
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