sábado, 5 de octubre de 2019

Ad Astra, Hacia las estrellas (James Gray, 2019)


Leí y oí críticas elogiosísimas de Ad Astra de James Gray. De modo que, al día siguiente, me fui a verla… 

Fui a pesar de que la anterior peli de Gray, The Lost City of Z, me pareció bastante pestiño, infantil, pesada, boba… Y The Lost City of Z también tuvo críticas elogiosas… Eso debería haberme puesto la mosca detrás de la oreja… Pero, como todos hablaban de la belleza de las imágenes de Ad Astra, me dije “bueno, si no tiene mucha chicha, tendrá limoná”.
Pero ni chicha ni limoná.
Las imágenes ya las hemos visto todas y en mejor, os lo digo de verdad: Mad Max, 2001: Odisea del espacio, Blade Runner, Matrix, Allien, MarteLa Guerra de las galaxias, 12 monos, Gravity
Y los episodios, pues ya los sabemos: las secuencias se van desarrollando a medida que el prota va sorteando peligros (todos in extremis). Incluye, por ejemplo, la clásica persecución, esa que ya nos han servido mil veces declinada de mil maneras y en mil artefactos distintos (caballo, burro, patinete, coches, camiones, motos, naves interestelares, vehículos customizados, etc)… Esta es en la luna, pero, bueno, con luna y todo, desmerece respecto a las que hemos visto, sin ir más lejos, por desiertos, tipo Mad Max. Eso sin contar con las incongruencias del guion: misión especialísima, de vida o muerte para nuestro planeta, etc. etc. y luego, lo llevan solo con un par de jeeps de escolta por un territorio infestado de piratas… Anda que… No son tontos ni ná (o nos toman por tontos…)

Y el contenido… pues ¿Qué deciros? Una vez más la historia de padre-hijo. Es decir: hijo que tiene que ir a ajustar cuentas con su padre para poder, por fin, estructurar su propia vida… El protagonista es, por supuesto, un hombre de acero que incluso en los momentos de máximo estrés, no se altera ni sobrepasa las 80 pulsaciones por minuto, capaz de enfrentarse impávido a todo tipo de peligros, pero llora cuando le mientan a su papá (a su mamá, no, por supuesto). Madre tuvo, pero oye, tampoco fue para tanto (aunque ella lo criara, le limpiara los mocos, le preparara el bocadillo y demás) … mientras que padre… Oh, el Edipo… (que no es Edipo, claro, porque para eso tendría que experimentar algún sentimiento de cierta enjundia hacia su madre y no), Ah, y, de paso que busca a su papá y se busca a sí mismo, encima salva al planeta... Anda que no tenemos que estarles agradecidas ni ná a estos salvadores: Jesús, Bruce Willis (en muchos de sus films), Superman, Rambo, Neo y miles y miles más...  
Por el contrario, en este film, las mujeres no pintan absolutamente nada. O sea, cuando aparecen cuatro hombres (tripulación de una nave, reunión de generales, etc.) siempre ponen a una (de preferencia negra para así cubrir al mismo tiempo la cuota racial…), pero eso es todo.  
Este héroe tuvo esposa. La esposa se marchó ya un poco harta de, en realidad, no tener marido). A los dos minutos de empezar el film, el protagonista hace una declaración de intenciones: lo importante es su misión y su trabajo y él está plenamente concentrado en lo esencial, sin dejarse distraer. Mientras lo dice, figura de mujer borrosa al fondo…
Pero, claro, cuando ya ha solucionado sus problemáticas, ahí aparece otra vez la señora, dispuesta a acogerlo…
De verdad, yo, a veces, me sigo asombrando de que sean tan extraordinariamente androcéntricos. No tienen pudor, ni recato. No les da una pizquita de vergüenza…
O sea, ya se van enterando de algo, pero, que las mujeres sean seres completos y no vicarios... nada, eso aún no se lo huelen (excepto unos cuantos, no me lo digáis, que ya lo sé).

Y encima, Brad Pitt, pone morros de entre triste-melancólico-enfadado desde que aparece hasta la última escena. No creo que se vaya a llevar ningún premio de interpretación...

Tráiler:

Y pienso en la mujer de Grey, el director (su mujer en la vida real). Puede que Grey sea atento y agradable en casa, pero, me pregunto: su mujer, cuando ve esas pelis que hace su maridito ¿no se mosquea…?

A todo esto, el film está plagado de frases de “gran” contenido psicológico-filosófico-vital, etc. En fin, libros de autoayuda…

¿Y sabéis una cosa que me sorprende? Las críticas elogiosas tanto sobre Un día de lluvia en Nueva York como sobre Ad Astra no provenían de una amiga o amigo, vecina, conocido (porque de ser así no me hubiera sorprendido pues sé que los gustos de cada cual, incluidos los míos, son, a veces, peregrinos) sino de unos sesudos profesionales franceses. Una gente que ha visto miles de películas y que tiene un nivel intelectual y cultural por encima de la media…
¿Qué les pasa? ¿cómo pueden encontrar “alimento” ni cinematográfico ni emocional ni cultural en una comedieta americana  de tres al cuarto -como es la de Allen- y en una archisabida historieta de héroes “con toques oscuros en su alma? (je, jé) y disquisiciones psico-filosóficas de adolescente?

Misterios de la naturaleza

No hay comentarios:

Publicar un comentario