No escribo estas líneas
como ataque personal a J.L. Cuerda, ni como menosprecio a su trabajo, pero, que
le valore como director no significa que deba obviar una mirada crítica
sobre su obra.
Ciñéndome La lengua de las mariposas (1999) y
desde el análisis crítico feminista, voy a exponer algunos puntos.
Recordemos la secuencia
del viaje a otro pueblo que, formando parte de una orquesta, hacen los dos hermanos.
Allí, un lugareño (bonita palabra) de cierta edad (cincuentón, desaseado, anti
sexi total) los aloja en su casa donde también vive una adolescente que los dos
muchachos creen su hija. Cuando se enteran de que es su mujer, la cámara capta
la mirada de sorpresa y curiosidad que los hermanos lanzan hacia esa sombra que
trajina al fondo de la cocina para darles de comer y servirlos mientras ellos charlan sentados a la mesa. Cuando su “dueño-marido” la llama, la joven acude dócilmente.
Este, para ilustrar el relato que está haciendo a sus huéspedes, desnuda sin
más preámbulos el hombro la chica, mostrándoles así las huellas que el lobo je dejó.
Todo ello sin una mirada de compasión, ni de empatía hacia esa mujer a la que
ese hombre trata como un mueble o un monstruito de feria y obviando el hecho de
que, al ser su marido, la violará periódicamente y con todas las de la ley y
teniendo solo en cuenta su propio deseo.
Supongo que algunos
lectores (e incluso algunas lectoras) pueden pensar: “Bueno, eran otros
tiempos. Y, en todo caso, lo que el film muestra, es que el tipo es un bruto y
los chicos unos insensibles totales”. Ya, sí, pero, al margen de lo que esos
tres varones sientan, la instancia narradora puede crear o no una mirada de
desagrado sobre los personajes y situaciones.
Conviene detenerse en
comentar, una vez más, la distinción entre punto de vista de los personajes y
punto de vista de la instancia narradora. Es decir, ésta última, al mostrarnos
cualquier situación, nos construye irremediablemente una determinada lectura,
una percepción emocional. Ese punto de vista y esa percepción emocional puede
coincidir o no con la que sienten los personajes. O sea, ante un mismo hecho -
la frustración del deseo de un personaje o su humillación y derrota, por
ejemplo- la ficción (o el documental) puede crear un estado emocional de
alegría, de pena o de indiferencia. Por ejemplificarlo brevemente: no es lo
mismo lo que sentimos ante las
violaciones de Slypers (Barry
Levinson. 1996) que ante las de Hable con
ella (Almodóvar, 2002). En ambas películas las violaciones no se muestran
en pantalla, pero, en el primer caso, esa “no visión” subraya el hecho de que un
horror de tal magnitud es propiamente impresentable, mientras que, en el
segundo, la “no visión” sirve para esquivar e imposibilitar cualquier
movimiento de desagrado por parte de espectadores y espectadoras.
He evocado estas dos
películas para demostrar que un relato ni siquiera necesita mostrar literalmente
para fabricar un punto de vista, una emoción, un juicio sobre lo que cuenta.
Y, si lo muestra,
entonces las diferencias que se construyen entre unas y otras formas de mirar
pueden ser abismales y palmarias.
Aquí, en esta escena de La lengua de las mariposas, la instancia
narradora, podría, no solo construir una mirada crítica hacia la actitud de los
personajes masculinos, sino que podría habernos creado una complicidad con la
chica. Podría haberla rescatado de la cosificación absoluta. Podría –aunque
fuera brevemente- mostrarnos la escena desde la subjetividad ella, podría haber
marcado, siquiera someramente, que ella también es persona que ve, oye y tiene
emociones.
Así, tal como está hecha
la escena, no es solo que los tres personajes masculinos no tengan empatía, es
que la estancia narradora tampoco y, al fabricar ese punto de vista, condiciona
igualmente nuestros sentimientos y juicios cuando miramos el film. Y claro que
los espectadores y espectadoras tenemos nuestra propia estructura emocional e
ideológica, nuestro propio universo simbólico que pueden oponerse a los que el
film fabrica o, por el contrario, ir en su misma dirección y amplificar su eco,
pero, indudablemente la película siempre crea un punto de vista. Y un punto de
vista emocionalmente potente y muy convincente. Hay que tener un espíritu muy
crítico para contrarrestar mensajes tan poderosos como los audiovisuales.
En otras dos escenas más
aparece la chica. Una, durante el baile. El chico se lanza a un solo musical
dedicado a ella y lleno de contenido amoroso-sentimental. Otra es cuando los
músicos se marchan del pueblo montados en una carreta y ella los mira desde lo
alto del terraplén.
El film vuelve a repetir
el mismo esquema: crea un lazo emocional y de penita pena por ese chico cuyo
entusiasmo queda frustrado. Pero obvia totalmente la mayor: la situación
horrenda de ella. Él tiene ante sí su vida y su libertad, otras historias se le
abrirán, sin duda. La chica, no. La chica “ha llegado a donde iba”, o mejor, a
donde la llevaron presa (porque lo suyo es una prisión). Está irremediablemente condenada a vivir sometida y al
servicio (en la cama también) de un tipo desagradable, sucio y tirano. Sin
embargo, al hacerse la focalización desde el chico, es su pena la que nos
apena, es su conmoción la que nos conmueve. Es su perspectiva la que resulta
significativa. Lo que le ocurre a la joven está ahí sólo en función del
personaje masculino, para provocar ese desgarro en él. La tremenda vida de esa
muchacha queda relegada al papel de justificadora de la tristeza del muchacho
y, consiguientemente de los espectadores.
En esta película otra
escena me resulta insufrible: la final, cuando el maestro es detenido. Resulta
que es la madre la que azuza a su hijo para que agreda e insulte al maestro…
Francamente… Y teniendo en cuenta la historia posterior (la guerra, la dictadura) el gesto de esta madre es absolutamente repugnante y nos señala a las mujeres como las que, no solo no nos rebelamos sino las que incitamos a la sumisión y, aún peor, exigimos la crueldad a fin de salvar el pellejo.
En este film, hay además, otras figuras de mujer absolutamente esperpénticas pero no quiero entrar en más comentarios.
Conclusión: Mira que las mujeres pintan poco en ese film, bueno, pues lo poco que pintan, lo pintan fatal…
En este film, hay además, otras figuras de mujer absolutamente esperpénticas pero no quiero entrar en más comentarios.
Conclusión: Mira que las mujeres pintan poco en ese film, bueno, pues lo poco que pintan, lo pintan fatal…
Y, como anécdota, os
cuento lo siguiente: un par de años antes de esta película, una directora (con varios filmes en
su haber) me contó que había presentado un guion cuya protagonista era una
maestra republicana ya mayor (había pensado en Pilar Bardem que entonces tenía
58 años) para protagonizarla. El productor le dijo: “No dudo de que
tu historia sea muy interesante, pero, si no cambias ese personaje de maestra
para que pueda ser protagonizado por una joven “buenorra” (tipo Maribel Verdú
que era la que estaba destinada a esos papeles en aquella época) y no incluyes
historias de amor y cama, yo ni me molesto en leer tu guion”. Nota: Fernando
Fernán Gómez tenía 81 años cuando el film se rodó.
No estoy diciendo que,
caso de haber podido hacer ese film, el resultado sería mejor o peor que el de
Cuerda… Digo que así van las cosas y que no podemos ser ingenuas.
Y digo que cuando hoy
hacemos una valoración sobre una obra, la hacemos desde hoy y debe incluir
nuestra mirada desde hoy. Vale que en 1996 tragásemos sin rechistar estas
agresiones (porque lo son), pero hoy no podemos seguir tragándolas sin
comentarlas.
Igual pasa con Amanece que no es poco, la película de
Cuerda que yo prefiero. Tiene mucho ingenio y mucho humor, pero, francamente,
cuando se reparten las “tareas” para el año siguiente y una se ofrece a hacer
de puta, dan ganas de chillar: “¿Y ningún tío se ofrece a hacer de mariquita
(lo digo así para hablar con el lenguaje de la época) a fin de que los machos del
pueblo también puedan disfrutar de esa variante?”.
gracias por sus aportes, son muy valiosos para mi
ResponderEliminarLa situación espantosa de la joven yo la percibí totalmente, me dejó una impresion desoladora de su sometimiento forzado como esclava sexual y para todo de un tipo deleznable. Por esto la película no me parece sesgada. Prefiero sacar yo misma conclusiones del relato cinematografico u otro a que me expliquen como hay que entenderlo.
ResponderEliminar